Max: The Curse of Brotherhood es una de esas agradable sorpresas en el terreno de los Arcade depositados en el marketplace Xbox.
Juego de plataforma que no sólo es el tradicional paso de nivel. La resolución de puzzles, aunado al timing que se debe manejar para cumplir y resolver ciertas tareas colocan a Max dentro de esos juegos que no se deben dejar pasar de largo. Sobre todo si lo que buscas son juegos que en realidad cumplan su cometido: Divertir.
Max comete el pecado capital tan común en alguna parte de nuestras vidas: Desear que el hermanito fastidioso que todos tenemos desaparezca de nuestras vidas. Dicho y hecho. Más tarda Max en formular el deseo que éste en verse cumplido. De manera inmediata Max se embarca en una aventura fantástica que a nosotros nos permite encontrar un mundo de aventura en el que será necesario algo más que sólo brincar plataformas para recuperar al her-mono desaparecido.
Y es en las herramientas que ocupamos y en el modo de aventura donde Max: The Curse of Brotherhood nos lleva a lo que el gaming siempre debe de ser: Divertido, propositivo y creativo.
Max estará armado sólo con un rotulador mágico. Con él podrá mover o crear determinados objetos dentro del juego. Realizar los puzzles de manera correcta y encontrar el timing adecuado en ciertas ocasiones nos pondrá en un constante estado de reto. No sólo es la parte cerebral de resolver acertijos. Max también te hará sudar bonito cuando no encuentres el timing correcto en el escaso tiempo que dispondrás para escapar del monstruo en turno.
Sumamente complacidos con la propuesta presentada en Max: The Curse of Brotherhood por Press Play para Xbox 360, Xbox One y Microsoft Windows.
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